El resultado, tanto en votos como en escaños, será más reñido de lo que muchos piensan
CLODOVALDO HERNÁNDEZ
El Universal
Si uno no posee instrumentos de rigor científico y tampoco es dueño de talentos esotéricos, formular predicciones es una verdadera pérdida de tiempo, tanto para uno mismo como para los lectores.
Para hacer vaticinios electorales hay que ser numerólogo especializado, tener fuentes privilegiadas que proporcionen datos de encuestas no maquilladas; o, en su defecto, es aconsejable entender de astrología, leer la borra del café, comunicarse con los espíritus o recibir revelaciones en los sueños. No tengo nada de eso, pero, ¿qué importa? Si las encuestadoras más reputadas, los periodistas mejor informados, los doctores en ciencias ocultas y los médiums se equivocan y siguen tan campantes, ¿por qué no puedo hacerlo yo desde el rústico terreno de mi doble ignorancia (académica y nigromántica)? Aquí va:
En primer lugar, pronostico que el resultado, tanto en votos como en escaños, será más reñido de lo que muchos piensan. En este caso, la palabra reñido debe pronunciarse con el acento grave, tipo balde de agua helada, que le puso Jorge Rodríguez a su declaración de la noche del 2 diciembre de 2007, cuando la Revolución perdió el referendo con el ya famoso flaicito o "podrío" detrás de primera base, jugada infausta que derivó en la no menos famosa victoria de eme.
Profetizo que, con independencia de quien gane, la oposición celebrará la zafra como un gran triunfo, desde el lunes 27 y hasta la fiesta de la Divina Pastora, como mínimo. No es para menos, después de cinco años cantando "Yo no he visto a Linda...".
Preveo que a la victoria (no importa si es de eme o de lo que sea) le aparecerán legiones de padres y madres con rango de presidenciables y cara de "dame lo mío ya". Si esto fuera un horóscopo dominguero diría: "Personas que vienen del pasado reclaman antiguos privilegios". Y agregaría: "Incidente con una millonaria".
Auguro que en el Gobierno buscarán a quién echarle la culpa y Aristóbulo reúne la mayoría de las condiciones, pero no hay que angustiarse por él: es un sobreviviente nato. Si el Gobierno logra una mayoría precaria, vaticino que cañonazos de dinero y tentaciones lloverán sobre los "chavistas blandos" para que lleven a cabo tempranos saltos de talanquera... ¿Alguien quiere un programa en Globovisión?
Si la oposición obtiene la mayoría (directamente el 26 o después, a talanquerazos) el país, en su año bicentenario, terminará pareciéndose al de 2002-2003. O sea, que la primera promesa electoral que se hará trizas será la de no utilizar el mandato popular para incendiar la pradera.
Ah, y una última profecía, ya más bien farandulera: los directivos del Movimiento 2D darán una rueda de prensa en la morgue para anunciar que ahora se llamarán 26S.
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