Táctico. Y hasta casi espinoso, resulta hacer una interpretación de las actitudes del presidente Hugo Chávez. Los constantes cambios en la intensidad de su discurso a la hora de referirse a la oposición le generan suspicacias al más experimentado de los analistas. Con él nada se sabe, así lo aseguran quienes se han dedicado a estudiar las contracciones de su verbo. Lo único claro de sus habilidades para hablar de sus adversarios es el sentido práctico y estratégico que aplica.
Una revisión de sus más recientes declaraciones podría confirman lo anterior. A tan sólo unas semanas de las elecciones parlamentarias, su parvedad para calificar los movimientos del factor democrático quedó en recuerdos.
Y es que a pesar de haber asegurado que la campaña se desarrollaría en un clima de “amor y paz”, ya que la “pasión revolucionaria” desbordada por sus seguidores era un indicativo de que la victoria estaría de su lado, ahora su boca sólo emana hostilidad. Para Ramón Escalante, politólogo, el espíritu “polifacético” del primer mandatario es fruto del descenso de su popularidad.
La última encuesta publicada por Alfredo Keller señala que el apoyo al jefe de Estado se ubicaba en 37 por ciento en el inicio de la campaña para las legislativas, lo que se traducía en una baja intención de voto para el oficialismo, que contaba con un 32 por ciento frente al 46 por ciento de la oposición.
Según Escalante, los cambios en el discurso obedecen a razones políticas. Explicó que aunque el Presidente exprese en sus alocuciones que obtendrá una “mayoría aplastante” en los comicios del 26 de septiembre, su instinto le obliga a combatir cualquier posibilidad de triunfo que sospeche de la oposición, calificándolo como “contrarrevolucionaria y apátrida”, mientras que a los aspirantes a la Asamblea Nacional los reduce a “peones de la burguesía”.
“Chávez conoce las cifras de indecisos que hay en el país. Sabe que sus misiones y planes despiertan interés en las zonas populares y por eso los sentencia a votar por sus opciones para garantizarles porvenir, bienestar social y justicia. Los arrincona para que voten por él o para incentivar la abstención”.
Según el politólogo, el titular del Ejecutivo nacional se ha dado cuenta de que “la clave para sostener su proyecto socialista es el sostén de la teoría excluyente”. Indicó que la aplicación de esta estrategia potencia a sus enemigos. “Uno es el soporte del otro. Es cierto que a veces se toma un descanso y parece apacible, pero lo que está sucediendo en realidad es que está recargando las pilas para atacar”.
Metiendo miedo
“Cada quienpiense por quién votar", pidió Chávez a la colectividad hace unos días. Su plegaria dista de la improvisación, subrayó Pedro Acevedo, psicolingüista. Indicó que las solicitudes efectuadas en tono casi “amenazante” buscan generar miedo en los electores.
“El lenguaje pacificador de Chávez es engañoso. Se comporta como el típico padre que cuando quiere o necesita algo habla en tono bajo, pero como su naturaleza es la de promover el resentimiento, se aprovecha de las frustraciones sociales para sumar voluntades a su causa; en esta oportunidad serían votos”.
Para Acevedo, el Presidente “enciende la mecha de la rabia” porque podría diagnosticar de manera efectiva cómo está su popularidad y cuáles son los mecanismos que debe activar para neutralizar el crecimiento del favoritismo por la oposición y contabilizar sus verdaderos militantes. “No existe nada más efectivo que trabajar las emociones para lograr un resultado efectivo. Mientras más radical y voraz se muestre Chávez con antiguas formas de gobierno, encontrará a quienes convencer. Ese comportamiento le permite frenar a la oposición”.
Agregó que el tinte personalista de su discurso le permite acariciar el respaldo de las zonas más pobres. “Es en los estratos sociales más bajos donde Chávez tiene su gran apoyo, hacia ellos dirige sus mensajes paternalistas. Quienes lo siguen o se identifican con su propuesta porque lo consideran la única solución para los problemas de inseguridad y desempleo, en ellos radican las preocupaciones actuales”.
Ajustado a la ley
Una sonrisa por aquí. Un saludo por allá.Parece un candidato más. El presidente Hugo Chávez dejó a un lado su investidura y se sumó al festín electoral. Sus apariciones en caravana con los candidatos al Parlamento nacional por el bloque oficial así lo confirman, pero según Eduardo Labrador, candidato al Parlamento por el municipio San Francisco, la adhesión de Hugo Chávez a sus promociones está ajustada a la ley.
“Nuestro Presidente tiene el legítimo derecho de acompañarnos en la conquista de la mayoría socialista en la Asamblea”.
Explicó que el jefe de Estado ha independizado los actos institucionales de los políticos. Aseguró que por ser la cabeza del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y un “militante más”, goza de licencia para acompañar a sus aliados, por ello desestimó las opiniones que señalan que el líder revolucionario aprovecha su gestión para promover a sus dirigentes.
Chávez en Maracaibo
Hoy está prevista la llegada del presidente Hugo Chávez al Zulia. La visita forma parte del período de campaña de las elecciones. Según reseñó el portal de Noticiero Digital, el mandatario nacional encabezará una caravana, como las efectuadas en otras localidades del país, en la que estaría acompañado por los candidatos oficialistas del Zulia, y que transitaría desde la Planta Termozulia hasta el sector La Curva de Molina, al oeste de Maracaibo. Se estima que algunos ministros los acompañarán en el recorrido.
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